Michael Nyman en México, pleno de proyectos: en el transcurso de los próximos seis meses, anuncia, deberá ocurrir un concierto con la Michael Nyman Band en la Sala Nezahualcóyotl. Otra idea en gestación: “la historia fascinante de Tina Modotti: me gusta para una ópera, que resultaría asombrosa”. Mientras tanto, dice en entrevista a La Jornada, “disfruto de la vida. Vivir en México me hace sentir muy en casa, me hace sentir muy en mí”.
Aunque vive entre nosotros desde hace dos años de manera intermitente, la reaparición pública de este compositor, fotógrafo, cineasta, motor de la vanguardia artística, ocurrirá en breve, merced a su participación en la apertura de la Cátedra Ingmar Bergman, cuya ceremonia oficial ocurrirá este sábado en Zacatecas. Nyman disertará sobre la música en el cine el primero de septiembre, a las 17 horas, en el auditorio del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC).
En las primeras horas de la mañana nos recibe en su casa, en la colonia Roma, en medio de su colección asombrosa de fotografías de arte, estudio con ventana y vista arbolada, muebles de autor, carpinteros, ujieres, artesanos que remodelan un sencillo pero contundentemente hermoso edificio, una de esa joyas arquitectónicas que pueblan la ciudad más grande del mundo, ajenos a los ojos cotidianos de los lugareños pero nunca a los ojos del asombro ante la vida de un genio como el británico Michael Nyman: “me gusta mucho México, me gustan los mexicanos, hay formas de existencia aquí que no encuentra uno en Londres, hay una intensidad vital que percibes en el acto simple de caminar estas calles. Caminar e imaginar, caminar y maravillarse. Formas de vida tan simples como intensas: just walk the streets, and wondering”.
Sobre la mesa de su estudio, un ejemplar de la novela Tiníssima, de Elena Poniatowska, con quien conversará al día siguiente de esta entrevista.
“He estado leyendo acerca de Tina Modotti durante los pasados tres años. La primera vez que vine a México, en 1985, ya tenía 15 que la había descubierto y en muchos momentos he pensado, a manera de parpadeos mentales, que la vida de Tina Modotti sería una ópera asombrosa, por sus ingredientes tan diversos, fascinantes: su origen italiano, su historia de amor con Paul Weston y con Julio Antonio Mella, el trasfondo político, revolucionario, el comunismo soviético. Lo he pensado mucho y ahora que tengo un encargo de la Ópera de Catania, en Sicilia, pienso que quizá sea el momento de escribir esta ópera.
“Me gusta escribir óperas sobre diversos temas. Tina Modotti es un ejemplo, me atraen las asombrosas conexiones que establece: su dimensión política, su personalidad tan única y fascinante, el modernismo, su condición revolucionaria. Es un tema enorme. Esto es una plática de amigos, esto lo digo entre tú y yo: todavía no es un proyecto en firme, es un tema fascinante de una ópera que me gustaría escribir muy pronto.”
El nuevo disco de Michael Nyman, The Glare, en colaboración con David McAlmont, es coyuntura propicia: “hemos presentado este disco en España y en Inglaterra, pero lo que he notado es que desde que tengo esta casa aquí en la colonia Roma, desde hace dos años, no he hecho conciertos en México con la Michael Nyman Band, lo cual me resulta curioso, pero quizá en el transcurso de los próximos seis meses esto ocurra en la Sala Nezahualcóyotl, donde me presenté hace 15 años”.
(En efecto, un par de apoteosis con Sarah Leonard y la banda de Michael y toda su magia, las noches del 14 y 15 de noviembre de 1996.)
Vivir en México y ser una celebridad es muy distinto de vivir en Londres: “Aquí es muy fácil. Esta combinación de gente que me conoce y otros no, es placentera en cuanto la gente es muy intensa, se sientan o no intimidados por que me consideren una celebridad. La mayor parte de mi trabajo ocurre en Europa, hoy puedo estar en Belgrado y mañana en Moscú. Aquí es el único lugar donde tengo una vida continua, que transcurre sin cortes, sin romperse. Puedo salir temprano a comprar el periódico, caminar las calles y maravillarme (walk the streets and wondering), tomar fotos, filmar, escribir música, estar con amigos, con mucha gente distinta, como en este momento, que estamos aquí tú y yo, junto a carpinteros y operarios, trabajando todos nosotros. Es muy loco”.
–Cátedra Ingmar Bergman: ¿qué es lo nuevo que que se puede decir en el tema de la música en el cine?
–Lo nuevo que se puede decir de la música en el cine es lo que yo hago, aunque no sea nada nuevo. Escribo música para cine desde 1976, son 34 años de experiencia trabajando con muchos y muy distintos directores de cine. Pero ahora hago mis propias películas, cortos. Ahora tengo mi propia relación conmigo mismo como un autor de banda sonora, y el resultado es una serie de películas de artista (artist’s films), que es como denomino mis trabajos fílmicos. Aprendo entonces ahora muchas cosas de mi propia música que no sabía. Al contrario de la época con Peter Greenaway, me he vuelto más creativo. Mi música posee vida propia en su relación con las imágenes y el resto de los elementos del sonido. Ya no son las obsesiones de Greenaway o de Jane Campion. Es mi música, mi cine, mis ideas libres: mis obsesiones propias”.
Aunque vive entre nosotros desde hace dos años de manera intermitente, la reaparición pública de este compositor, fotógrafo, cineasta, motor de la vanguardia artística, ocurrirá en breve, merced a su participación en la apertura de la Cátedra Ingmar Bergman, cuya ceremonia oficial ocurrirá este sábado en Zacatecas. Nyman disertará sobre la música en el cine el primero de septiembre, a las 17 horas, en el auditorio del Museo Universitario de Arte Contemporáneo (MUAC).
En las primeras horas de la mañana nos recibe en su casa, en la colonia Roma, en medio de su colección asombrosa de fotografías de arte, estudio con ventana y vista arbolada, muebles de autor, carpinteros, ujieres, artesanos que remodelan un sencillo pero contundentemente hermoso edificio, una de esa joyas arquitectónicas que pueblan la ciudad más grande del mundo, ajenos a los ojos cotidianos de los lugareños pero nunca a los ojos del asombro ante la vida de un genio como el británico Michael Nyman: “me gusta mucho México, me gustan los mexicanos, hay formas de existencia aquí que no encuentra uno en Londres, hay una intensidad vital que percibes en el acto simple de caminar estas calles. Caminar e imaginar, caminar y maravillarse. Formas de vida tan simples como intensas: just walk the streets, and wondering”.
Sobre la mesa de su estudio, un ejemplar de la novela Tiníssima, de Elena Poniatowska, con quien conversará al día siguiente de esta entrevista.
“He estado leyendo acerca de Tina Modotti durante los pasados tres años. La primera vez que vine a México, en 1985, ya tenía 15 que la había descubierto y en muchos momentos he pensado, a manera de parpadeos mentales, que la vida de Tina Modotti sería una ópera asombrosa, por sus ingredientes tan diversos, fascinantes: su origen italiano, su historia de amor con Paul Weston y con Julio Antonio Mella, el trasfondo político, revolucionario, el comunismo soviético. Lo he pensado mucho y ahora que tengo un encargo de la Ópera de Catania, en Sicilia, pienso que quizá sea el momento de escribir esta ópera.
“Me gusta escribir óperas sobre diversos temas. Tina Modotti es un ejemplo, me atraen las asombrosas conexiones que establece: su dimensión política, su personalidad tan única y fascinante, el modernismo, su condición revolucionaria. Es un tema enorme. Esto es una plática de amigos, esto lo digo entre tú y yo: todavía no es un proyecto en firme, es un tema fascinante de una ópera que me gustaría escribir muy pronto.”
El nuevo disco de Michael Nyman, The Glare, en colaboración con David McAlmont, es coyuntura propicia: “hemos presentado este disco en España y en Inglaterra, pero lo que he notado es que desde que tengo esta casa aquí en la colonia Roma, desde hace dos años, no he hecho conciertos en México con la Michael Nyman Band, lo cual me resulta curioso, pero quizá en el transcurso de los próximos seis meses esto ocurra en la Sala Nezahualcóyotl, donde me presenté hace 15 años”.
(En efecto, un par de apoteosis con Sarah Leonard y la banda de Michael y toda su magia, las noches del 14 y 15 de noviembre de 1996.)
Vivir en México y ser una celebridad es muy distinto de vivir en Londres: “Aquí es muy fácil. Esta combinación de gente que me conoce y otros no, es placentera en cuanto la gente es muy intensa, se sientan o no intimidados por que me consideren una celebridad. La mayor parte de mi trabajo ocurre en Europa, hoy puedo estar en Belgrado y mañana en Moscú. Aquí es el único lugar donde tengo una vida continua, que transcurre sin cortes, sin romperse. Puedo salir temprano a comprar el periódico, caminar las calles y maravillarme (walk the streets and wondering), tomar fotos, filmar, escribir música, estar con amigos, con mucha gente distinta, como en este momento, que estamos aquí tú y yo, junto a carpinteros y operarios, trabajando todos nosotros. Es muy loco”.
–Cátedra Ingmar Bergman: ¿qué es lo nuevo que que se puede decir en el tema de la música en el cine?
–Lo nuevo que se puede decir de la música en el cine es lo que yo hago, aunque no sea nada nuevo. Escribo música para cine desde 1976, son 34 años de experiencia trabajando con muchos y muy distintos directores de cine. Pero ahora hago mis propias películas, cortos. Ahora tengo mi propia relación conmigo mismo como un autor de banda sonora, y el resultado es una serie de películas de artista (artist’s films), que es como denomino mis trabajos fílmicos. Aprendo entonces ahora muchas cosas de mi propia música que no sabía. Al contrario de la época con Peter Greenaway, me he vuelto más creativo. Mi música posee vida propia en su relación con las imágenes y el resto de los elementos del sonido. Ya no son las obsesiones de Greenaway o de Jane Campion. Es mi música, mi cine, mis ideas libres: mis obsesiones propias”.