La planta prehispánica del maguey, padre del tequila, el mezcal y el pulque, es clave en la cocina, la religión y la cultura mexicana. Da techo, alimento y vestido desde tiempos milenarios gracias a más de un centenar de variedades endémicas.
* La palabra maguey es de origen precolombino, en lengua náhuatl se le llama “metl”, un nombre vinculado con la voz mayauetl o mayahuel, la diosa femenina.
* Tan solo en México crecen al menos 136 especies de magueyes, unas 26 subespecies, 29 variedades y 7 formas.
* La planta fue adoptada en México por las distintas culturas milenarias para ser empleada principalmente en la elaboración de distintas bebidas tradicionales como el pulque, el tequila y el mezcal.
La planta prehispánica del maguey, padre del tequila, el mezcal y el pulque, ha sido clave en la cocina, la religión y la cultura mexicana y ha dado techo, alimento y vestido desde tiempo milenarios gracias a sus más de 136 variedades endémicas.
Cuenta la historia que fue de los restos de la diosa prehispánica Mayahuel -enterrados por el dios mesoamericano Quetzalcóatl- que nació la primera planta del maguey para proveer a los hombres de productos que les otorgarán gozo y placer.
Especialistas en el tema aseguran que casi todas las culturas del México prehispánico consumieron, utilizaron y emplearon el maguey convirtiéndolo en un elemento "omnipresente" en su cultura.
La palabra maguey es de origen precolombino, en lengua náhuatl se le llama “metl”, un nombre vinculado con la voz mayauetl o mayahuel, la diosa femenina.
Tan solo en México crecen al menos 136 especies de magueyes, unas 26 subespecies, 29 variedades y 7 formas,la investigadora Cristina Barros, quien añadió que crecen en climas semisecos a temperaturas promedio de 22 grados y generalmente a una altitud de 1.500 a 2.000 metros sobre el nivel del mar.
La planta fue adoptada en México por las distintas culturas milenarias para ser empleada principalmente en la elaboración de distintas bebidas tradicionales como el pulque -que se obtiene de la fermentación del jugo del maguey denominado aguamiel- el tequila y el mezcal -resultado de la destilación de dicho jugo-.
Actualmente, en los estados de Hidalgo, Tlaxcala y Puebla -centro de México- y en el sur del Distrito Federal- es donde crece principalmente el maguey dedicado al pulque, mientras que en los estados de Jalisco (oeste) y Oaxaca (sur) se producen la planta destinada al tequila y el mezcal, respectivamente.
Montserrat Sánchez Soler, directora del Museo Casa estudio Diego Rivera Frida Kahlo relató que tras la caída de México-Tenochtitlan (1521) a manos del imperio español, los conquistadores admiraron las bondades del maguey a tal punto que el mismo gobernador y capitán de la Nueva España Hernán Cortés informó de su existencia al emperador Carlos V en la llamada "segunda carta relación".
Ahí le dio cuenta, entre otras cosas, de las tierras que había descubierto y de las plazas y mercados que había en Tenochtitlan, en donde se intercambiaban productos como la miel que se daba de "una planta llamada en las otras islas maguey" y que era "muy mejor que el arrope".
Sin embargo, vestigios sobre la elaboración del vinagre, o la fabricación de canastas y lazos, que fueron también producto de la bondad del maguey, son, según la antropóloga Dora Sierra, prueba de que los antiguos pobladores de Mesoamérica ya conocían y dominaban los usos de la planta desde hace unos 10.000 años.
SÍMBOLO DE IDENTIDAD NACIONAL
A través del tiempo, el maguey ha desempeñado un papel preponderante en el ámbito económico y cultural de México. Su figura, aseguró la antropóloga Marta Turok, "dio forma y rostro a México" y hoy, como elemento recurrente en el arte y la gastronomía, "lo identifica como nación".
México, país de origen del maguey, ha gozado de su presencia y ha aprovechado sus beneficios en etapas claves de su historia tales como la época prehispánica, la colonial, el siglo XIX, la fase postrevolucionaria y el México de hoy.
Finalizada la Revolución Mexicana (1910-1917) el maguey se convirtió en símbolo significativo de la nación mexicana cuando el país buscaba elementos que lo identificaran como país.
El maguey, señaló Turok, como "referente cultural de lo mexicano y símbolo de identidad nacional" representó a México, junto a la figura del mariachi, el charro (jinete), la china poblana y la santa muerte.
"EL ÁRBOL DE LAS MARAVILLAS"
Denominado así por el cronista José Acosta, porque de él se logra un aprovechamiento integral, esta planta proporcionó techo, vestido y comida.
De sus flores (que sólo brotan una vez al año) se extrajo dulce, mientras que de las "pencas" (hojas) se obtuvo "ixtle" (fibra) con la que tejieron ropa, zapatos, mantas, lazos, morrales, redes, jabones y sogas.
Las puntas de las pencas hicieron las veces de aguja para tejer dichos elementos y también para cocer las aves rellenas.
Además la base de las puntas sirvió de alimento para el ganado, y completas se utilizaron para construir los techos de las viviendas.
Con el corazón, hervido o asado, se elaboraron dulces, mientras que raspado proporcionó el aguamiel para las bebidas alcohólicas y para el azúcar.
Inclusive los "meocuiles" (gusanos blancos) y los "chinicuiles" (gusanos rojos) que viven en sus raíces son empleados como alimento, bien tostados o fritos vivos en un "comal" (sartén artesanal) para ser comidos con sal, con tortilla o con huevo.
ELEMENTO DIVINO
En los siglos previos a la conquista, la relación con el maguey "fue casi tan importante como el vínculo que mantuvieron con el maíz", aseguró Dora Sierra, y sus cosechas sirvieron como referente en numerosas tradiciones.
El maguey estuvo asociado a la fertilidad, al erotismo y la muerte, y por tanto fue el elemento central de las fiestas y ceremonias.
Convertido en pulque gratificó, energetizó y elevó en época prehispánica a grandes estados a sacerdotes, ancianos, enfermos y víctimas de sacrificio que fueron por un tiempo los únicos autorizados a ingerir esta bebida.
"Nectar de los dioses" le llamaron al pulque y formó así parte de los tres líquidos vitales, junto con la sangre y el agua, con los que las culturas prehispánicas aseguraron su permanencia material y espiritual.
A su diosa Mayahuel es a quien se le atribuye la creación de la bebida. Cuenta la leyenda que cuando esta se introdujo al corazón del maguey y dejó fluir su sangre junto con la savia de la planta engendró el pulque.
FUENTE DE INSPIRACIÓN
La planta de maguey no escapó de las miradas múltiples de artistas que lo representaron en un sinnúmero de recreaciones plásticas.
La fotografía, el cine, la pintura y la escultura aprovecharon de sus formas y variedades "para fascinar con ellas al mundo entero", aseguró el documentalista mexicano Francisco Gaytán.
A finales de la Revolución Mexicana las artes, principalmente el muralismo, retomaron la estética prehispánica y fue una de las etapas en las que más se representó la figura del maguey.
Entre la décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado, en las que la industria mexicana del cine vivió un importante desarrollo nacional e internacional, surgieron actores, directores y elementos que perfilaron la imagen mundial del mexicano.
El maguey fue así retratado y filmado en su hábitat natural y, según estudiosos del tema, los paisajes de esta planta se convirtieron "en una de las escenografías del cine mexicano por excelencia".
En el ámbito rural, las haciendas y las planicies de magueyes también fueron motivo de fascinación para los artistas viajeros, como el mexicano José María Velasco que durante el siglo XIX exploró el país e integró el maguey en sus obras.
Actualmente sigue siendo sujeto de numerosas representaciones artísticas y algunas que destacan son las de los artistas mexicanos Jorge Obregón, con la pintura "Maguey Tenebroso" o los paisajes fotográficos de Armando Salas Portugal y de Ricardo Martínez. "El maguey por todo esto y más es para México el rostro de identidad nacional", sentenció Marta Turok.
* La palabra maguey es de origen precolombino, en lengua náhuatl se le llama “metl”, un nombre vinculado con la voz mayauetl o mayahuel, la diosa femenina.
* Tan solo en México crecen al menos 136 especies de magueyes, unas 26 subespecies, 29 variedades y 7 formas.
* La planta fue adoptada en México por las distintas culturas milenarias para ser empleada principalmente en la elaboración de distintas bebidas tradicionales como el pulque, el tequila y el mezcal.
La planta prehispánica del maguey, padre del tequila, el mezcal y el pulque, ha sido clave en la cocina, la religión y la cultura mexicana y ha dado techo, alimento y vestido desde tiempo milenarios gracias a sus más de 136 variedades endémicas.
Cuenta la historia que fue de los restos de la diosa prehispánica Mayahuel -enterrados por el dios mesoamericano Quetzalcóatl- que nació la primera planta del maguey para proveer a los hombres de productos que les otorgarán gozo y placer.
Especialistas en el tema aseguran que casi todas las culturas del México prehispánico consumieron, utilizaron y emplearon el maguey convirtiéndolo en un elemento "omnipresente" en su cultura.
La palabra maguey es de origen precolombino, en lengua náhuatl se le llama “metl”, un nombre vinculado con la voz mayauetl o mayahuel, la diosa femenina.
Tan solo en México crecen al menos 136 especies de magueyes, unas 26 subespecies, 29 variedades y 7 formas,la investigadora Cristina Barros, quien añadió que crecen en climas semisecos a temperaturas promedio de 22 grados y generalmente a una altitud de 1.500 a 2.000 metros sobre el nivel del mar.
La planta fue adoptada en México por las distintas culturas milenarias para ser empleada principalmente en la elaboración de distintas bebidas tradicionales como el pulque -que se obtiene de la fermentación del jugo del maguey denominado aguamiel- el tequila y el mezcal -resultado de la destilación de dicho jugo-.
Actualmente, en los estados de Hidalgo, Tlaxcala y Puebla -centro de México- y en el sur del Distrito Federal- es donde crece principalmente el maguey dedicado al pulque, mientras que en los estados de Jalisco (oeste) y Oaxaca (sur) se producen la planta destinada al tequila y el mezcal, respectivamente.
Montserrat Sánchez Soler, directora del Museo Casa estudio Diego Rivera Frida Kahlo relató que tras la caída de México-Tenochtitlan (1521) a manos del imperio español, los conquistadores admiraron las bondades del maguey a tal punto que el mismo gobernador y capitán de la Nueva España Hernán Cortés informó de su existencia al emperador Carlos V en la llamada "segunda carta relación".
Ahí le dio cuenta, entre otras cosas, de las tierras que había descubierto y de las plazas y mercados que había en Tenochtitlan, en donde se intercambiaban productos como la miel que se daba de "una planta llamada en las otras islas maguey" y que era "muy mejor que el arrope".
Sin embargo, vestigios sobre la elaboración del vinagre, o la fabricación de canastas y lazos, que fueron también producto de la bondad del maguey, son, según la antropóloga Dora Sierra, prueba de que los antiguos pobladores de Mesoamérica ya conocían y dominaban los usos de la planta desde hace unos 10.000 años.
SÍMBOLO DE IDENTIDAD NACIONAL
A través del tiempo, el maguey ha desempeñado un papel preponderante en el ámbito económico y cultural de México. Su figura, aseguró la antropóloga Marta Turok, "dio forma y rostro a México" y hoy, como elemento recurrente en el arte y la gastronomía, "lo identifica como nación".
México, país de origen del maguey, ha gozado de su presencia y ha aprovechado sus beneficios en etapas claves de su historia tales como la época prehispánica, la colonial, el siglo XIX, la fase postrevolucionaria y el México de hoy.
Finalizada la Revolución Mexicana (1910-1917) el maguey se convirtió en símbolo significativo de la nación mexicana cuando el país buscaba elementos que lo identificaran como país.
El maguey, señaló Turok, como "referente cultural de lo mexicano y símbolo de identidad nacional" representó a México, junto a la figura del mariachi, el charro (jinete), la china poblana y la santa muerte.
"EL ÁRBOL DE LAS MARAVILLAS"
Denominado así por el cronista José Acosta, porque de él se logra un aprovechamiento integral, esta planta proporcionó techo, vestido y comida.
De sus flores (que sólo brotan una vez al año) se extrajo dulce, mientras que de las "pencas" (hojas) se obtuvo "ixtle" (fibra) con la que tejieron ropa, zapatos, mantas, lazos, morrales, redes, jabones y sogas.
Las puntas de las pencas hicieron las veces de aguja para tejer dichos elementos y también para cocer las aves rellenas.
Además la base de las puntas sirvió de alimento para el ganado, y completas se utilizaron para construir los techos de las viviendas.
Con el corazón, hervido o asado, se elaboraron dulces, mientras que raspado proporcionó el aguamiel para las bebidas alcohólicas y para el azúcar.
Inclusive los "meocuiles" (gusanos blancos) y los "chinicuiles" (gusanos rojos) que viven en sus raíces son empleados como alimento, bien tostados o fritos vivos en un "comal" (sartén artesanal) para ser comidos con sal, con tortilla o con huevo.
ELEMENTO DIVINO
En los siglos previos a la conquista, la relación con el maguey "fue casi tan importante como el vínculo que mantuvieron con el maíz", aseguró Dora Sierra, y sus cosechas sirvieron como referente en numerosas tradiciones.
El maguey estuvo asociado a la fertilidad, al erotismo y la muerte, y por tanto fue el elemento central de las fiestas y ceremonias.
Convertido en pulque gratificó, energetizó y elevó en época prehispánica a grandes estados a sacerdotes, ancianos, enfermos y víctimas de sacrificio que fueron por un tiempo los únicos autorizados a ingerir esta bebida.
"Nectar de los dioses" le llamaron al pulque y formó así parte de los tres líquidos vitales, junto con la sangre y el agua, con los que las culturas prehispánicas aseguraron su permanencia material y espiritual.
A su diosa Mayahuel es a quien se le atribuye la creación de la bebida. Cuenta la leyenda que cuando esta se introdujo al corazón del maguey y dejó fluir su sangre junto con la savia de la planta engendró el pulque.
FUENTE DE INSPIRACIÓN
La planta de maguey no escapó de las miradas múltiples de artistas que lo representaron en un sinnúmero de recreaciones plásticas.
La fotografía, el cine, la pintura y la escultura aprovecharon de sus formas y variedades "para fascinar con ellas al mundo entero", aseguró el documentalista mexicano Francisco Gaytán.
A finales de la Revolución Mexicana las artes, principalmente el muralismo, retomaron la estética prehispánica y fue una de las etapas en las que más se representó la figura del maguey.
Entre la décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado, en las que la industria mexicana del cine vivió un importante desarrollo nacional e internacional, surgieron actores, directores y elementos que perfilaron la imagen mundial del mexicano.
El maguey fue así retratado y filmado en su hábitat natural y, según estudiosos del tema, los paisajes de esta planta se convirtieron "en una de las escenografías del cine mexicano por excelencia".
En el ámbito rural, las haciendas y las planicies de magueyes también fueron motivo de fascinación para los artistas viajeros, como el mexicano José María Velasco que durante el siglo XIX exploró el país e integró el maguey en sus obras.
Actualmente sigue siendo sujeto de numerosas representaciones artísticas y algunas que destacan son las de los artistas mexicanos Jorge Obregón, con la pintura "Maguey Tenebroso" o los paisajes fotográficos de Armando Salas Portugal y de Ricardo Martínez. "El maguey por todo esto y más es para México el rostro de identidad nacional", sentenció Marta Turok.
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