Magnetismo y gravedad.

magnetismo,gravedad,demostracion.

sábado, 30 de octubre de 2010

Nuevo libro de Garcia Marquez.


Gabriel García Márquez considera los discursos “como el más terrorífico de los compromisos humanos” pero cree que pueden tener utilidad práctica. Así lo pone de manifiesto en “Yo no vengo a decir un discurso”, el libro donde ha reunido los textos que escribió con la intención de ser leídos en voz alta.

Un libro donde se reconoce la prosa llena de música, duende y alma del escritor colombiano, premio Nobel de Literatura, y que se publica seis años después de su breve novela “Memoria de mis putas tristes”.

En “Yo no vengo a decir un discurso”, que salió a la calle ayer en España y Latinoamérica, publicado por Mondadori, García Márquez ha seleccionado veintidós textos que recorren su vida, desde el que escribió a los diecisiete años para despedir a sus compañeros del curso superior en Zapaquirá, en 1944; hasta el que leyó en México ante las Academias de la Lengua y los reyes de España, en 2007.

La poesía, la escritura, América Latina, el periodismo como el mejor de los oficios, el cine, el medio ambiente, sus amigos escritores o políticos, como el ex presidente de Colombia Belisario Betancur o el escritor Álvaro Mutis, son algunos de los temas de estas piezas literarias; porque es así como se pueden considerar a estos discursos o relatos impregnados de magia y sello personal.

En estas páginas el Nobel desvela por qué empezó a escribir y cómo empezó. “Yo comencé a ser escritor de la misma forma en que me subí a este estrado: a la fuerza”, dice el autor de “Cien años de soledad”.

Y esa aventura comenzó cuando el autor colombiano resolvió escribir un cuento “para taparle la boca a Eduardo Zalamea Borda”, quien había escrito que las nuevas generaciones de escritores no ofrecían nada.

Un cuento que el escritor mandó a El Espectador y que el periódico publicó un domingo a toda página, con una nota de Borda reconociendo que se había equivocado y que en ese cuento surgía el genio de la literatura colombiana.

Luego García Márquez reconoce que “el oficio de escritor es tal vez el único que se hace más difícil a medida que más se práctica”.

COINCIDENCIAS

El libro recoge también el bello y comprometido discurso que el autor leyó al recibir el premio Nobel: “La soledad de América Latina”.

Una reivindicación, como escritor y como persona, de la singularidad de América Latina y en la que, en otras cosas, dice: “Por qué la originalidad que se nos admite sin reservas en la literatura se nos niega con toda clase de suspicacias en nuestras tentativas tan difíciles de cambio social?”.

Y continúa: “¿Por qué pensar que la justicia social que los europeos de avanzada tratan de imponer en sus países no puede ser también un objetivo latinoamericano con métodos distintos en condiciones diferentes?”

También en su encendida defensa de la imaginación escribe que “América Latina es el primer productor mundial de imaginación creadora, la materia básica más rica y necesaria del mundo nuevo...”.

Del periodismo dice el autor que se aprende “haciéndolo”, que la buena primicia “no es la que se da primero sino la que mejor se da”, o que la grabadora no es el sustituto de la memoria.

La publicación de “Yo no vengo a decir un discurso” coincide curiosamente con la próxima salida, el 3 de noviembre, de la nueva novela de Mario Vargas Llosa, “El sueño del celta”, un acontecimiento cargado de expectación por la reciente concesión del Nobel al escritor peruano.

Así, estarán juntos en las librerías los dos libros de los escritores más representativos del llamado boom latinoamericano, igualados por el premio Nobel, grandes amigos de antaño pero con algún problema personal que les hace ahora irreconciliables, y con multitud de seguidores.

martes, 26 de octubre de 2010

La Cronica Regresa a los Diarios.


La tendencia a abreviar todo en información en línea le ha pegado a la crónica en muchos medios noticiosos, criticó el periodista y escritor mexicano Juan Villoro, para quien este género regresará a los diarios cuando éstos recuerden que su fuerza también depende de contar historias.

Entrevistado en ocasión de la promoción de la publicación de “8.8: El miedo en el espejo”, una vertiginosa crónica sobre su experiencia en el terremoto que sacudió a Chile en febrero pasado, Villoro refirió que actualmente la realidad entrega historias que pueden ser tocadas desde la crónica, que es la mejor manera de unir lo social con un destino individual; la información con emoción.

Lo paradójico, dijo, es que al mismo tiempo los medios escritos han perdido confianza respecto a sus recursos y piden textos cada vez más cortos. “Mientras los periodistas engordan (porque cada vez salen menos a la calle) los periódicos adelgazan”, señaló.

Entonces, aunque ahí están los temas que entrega la realidad, sin que puedan ser soslayados, la crónica ha emigrado a las revistas y a los libros.

No obstante, el género volverá a los periódicos, “cuando éstos recuerden que su fuerza también depende de contar historias”, confió el experimentado cronista, admirador del recientemente fallecido Carlos Monsiváis.

Sobre cómo hacer una crónica de una situación dramática en la que el propio periodista es protagonista o víctima, aclaró que él no sabía que su experiencia en Chile acabaría siendo relatada en una crónica y que todo lo que recabó de información en ese momento no se debió a apuntes como tal.

Lo que pasa, señaló, es que no hay mejor proceso nemotécnico que el miedo. “Si alguien te dice algo en una situación extrema, lo recuerdas para siempre”.

“En Tirant lo Blanc, el gran clásico de la novela de caballerías, que tanto admiró Cervantes, un padre le da una bofetada a su hijo sin motivo alguno. El hijo le pregunta por qué lo golpeó.
Para que nunca olvides este momento*, le contesta”.

Y es que las bofetadas fijan la memoria, considera Villoro, para quien cuando las cosas importan todo se te graba. “Venimos de Homero, es cronista de guerra que nunca tomó apuntes”, explicó el autor, quien se encuentra en Barcelona, España, donde da clases en la Universidad Pompeu Fabra.

Hay veces, añadió, que se escribe desde la perplejidad y la ignorancia, por ejemplo, acotó, el sismo de Chile le demostró que “ante la tierra, todos somos discípulos y uno se limita a tomar apuntes”.

Por eso, comentó, en algunos pasajes de su texto habla desde la ignorancia del que no sabe si va a vivir o no, en otros toma la palabra el coleccionista de sismos en que ya parece haberse convertido, por el sólo hecho de ser mexicano, o incluso el lector que ha tenido curiosidad por buscar sobre esos temas.

El secreto de una crónica, puntualizó, no depende de saber muchas cosas, sino de usar datos que no se habían combinado antes y que permiten entender la realidad de otro modo.

Lo demás es estilo, técnica y la experiencia en el periodismo y la lectura de grandes maestros, que durante años de oficio han ido perfilando su peculiar estilo, ése que le ha valido ser considerado “un periodista de amplios recursos, capaz de interpretar realidades complejas”.

sábado, 23 de octubre de 2010

Muere El Maestro Antonio Alatorre.


Antonio Alatorre, catedrático, ensayista, escritor y uno de los filólogos más relevantes de México, falleció este jueves a la edad de 88 años. Una breve carta enviada a este diario informó que “por instrucciones expresas suyas, no habrá velorio, ritos, ceremonias, homenajes, ni ningún otro exorcismo”.

A quien lo quiera recordar, agrega la misiva publicada en la edición de ayer, “le pedimos que lean sus libros. Lo participan con dolor su esposo, Miguel Ventura, y sus hijos Silvia, Gerardo y Claudio”.

Antonio Alatorre nació en 1922 en Autlán, Jalisco. De acuerdo con la biografía que publica El Colegio Nacional en su página de Internet, del que fue integrante desde 1981, cursó la secundaria en una escuela religiosa y ahí aprendió latín, griego, francés e inglés. Estudio derecho en la Universidad de Guadalajara, carrera que no terminó, y después letras en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y filología en El Colegio de México (Colmex). Estudió también en Francia y España, donde tuvo como maestros a Marcel Bataillon y Edmond Faral. Entre sus mentores en México figuran Juan José Arreola y Raimundo Lida.

Desde 1951 se desempeñó como profesor e investigador en el Colmex, donde dirigió entre 1953 y 1972 el Centro de Estudios Filológicos, renombrado como Centro de Estudios Lingüísticos y Literarios. Fue director y editor de Nueva revista de filología hispánica y en 1990 fue nombrado profesor emérito de esa institución. Fue también catedrático en la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM.

Incansable traductor

Estados Unidos, Japón e India son algunos de los países donde Alatorre impartió cátedra y dictó conferencias, tradujo gran número de títulos del latín, italiano, francés, portugués e inglés, entre ellos Erasmo y España: estudios sobre la historia espiritual del siglo XVI, de Marcel Bataillon; La formación de latifundios en México, de François Chevalier, y Cartas a Guinea-Bissau: apuntes de una experiencia pedagógica en proceso, de Paulo Freire.

Como editor o coeditor trabajó en las revistas Pan, al lado de Arreola y después Juan Rulfo; Historia Mexicana y Revista Mexicana, aquí al lado del poeta Tomás Segovia. Diálogos y Nexos también se cuentan en esta lista.

Desde septiembre de 2001 fue miembro honorario de la Academia Mexicana de la Lengua y recibió premios como el Jalisco en 1994, el Nacional de Ciencias y Artes en el área de lingüística y literatura en 1998.

Estudioso de la Décima Musa, publicó los libros Juana de Asbaje de Amado Nervo y Enigmas ofrecidos a la casa del placer de Sor Juana Inés de la Cruz y editó las obras completas de la poeta.

Otros de sus libros son Los 1001 años de la lengua española; El sueño erótico en la poesía española de los siglos de oro; El apogeo del castellano y Ensayos sobre crítica literaria.

Uno de sus trabajos más recientes es el prólogo de la obra en dos volúmenes de Poesía novohispana: antología, de Martha Lilia Tenorio, coedición Colmex-Fundación para las Letras Mexicanas.

Experto en el Siglo de Oro

Antonio Alatorre fue recordado entre sus colegas y estudiosos como defensor del español, gran maestro y hombre sabio.

Hugo Gutiérrez Vega, poeta: es uno de los grandes estudiosos y defensores de la lengua castellana. Como decía Kraus lo que importa es la palabra y en ese sentido Alatorre rendía culto a las palabras y conocía la importancia social e individual del lenguaje. Su obra de escritor, compilador y maestro tiene un lugar muy preponderante en los estudios literarios mexicanos.

Margo Glantz, escritora: admiraba mucho a Antonio, era un gran humanista y polígrafo, un hombre temible. Tenía una capacidad de razonamiento casi implacable, producía miedo a veces, le encantaba polemizar y dejó estudios fundamentales sobre los Siglos de oro y Sor Juana Inés de la Cruz. Sus análisis de algunos textos de ésta son inmejorables, como el de la Carta al padre Núñez; algunas le fallaron pero siempre fueron muy brillantes. Un maestro que dejó huella en el Colmex y en la facultad de Filosofía. Uno de los grandes maestros, se mantuvo dando clases hasta hace muy poco, los cursos sobre Sor Juana y Góngora los recordaremos siempre sus alumnos. Escribió poco, pero al final coleccionó varios de sus escritos, afortunadamente.

José G. Moreno de Alba, director de la Academia Mexicana de la Lengua: lamento muchísimo el fallecimiento de don Antonio, porque se trata de uno de los más importantes filólogos de nuestro país, de la segunda mitad del siglo pasado. Era un estudioso a fondo de lo que publicaba y esos textos son formidables. Las reseñas que escribía eran verdaderas cátedras. Me gustaría destacar que en toda su obra –en Los 1001 años de la lengua española en particular– el gran respeto que tenía por el español. No le gustaba hablar de poesía mexicana, argentina o española, sino de poesía escrita en español y escrita en México o Argentina. Lo importante era la lengua más que el lugar donde se escribe.

Eduardo Langagne, poeta y director de la Fundación para las Letras Mexicanas: la muerte de Antonio Alatorre representa la muerte de un hombre sabio, de un gran conocedor del idioma. Su trabajo se enfocó en nuestro idioma y ese es su legado: el estudio de nuestra lengua, la apreciación de nuestra lengua, enseñarnos a querer nuestro idioma, ese es el mayor de los legados.

Miguel G. Rodríguez Lozano, del centro de estudios literarios del Instituto de Investigaciones Filológicas de la UNAM: Antonio Alatorre fue uno de los maestros fundamentales de la Facultad de Filosofía, experto en poesía del Siglo de Oro, un excelente editor en el Fondo de Cultura Económica, muy amigo de Rulfo y Arreola. Un libro que uno recuerda mucho como estudiante es Los 1001 años de la lengua española, obra fundamental. Un hombre emprendedor, estuvo en la Nueva Revista de Filología Hispánica que es muy importante en el medio académico, sin duda una pérdida para el medio intelectual.

Evocación al maestro

Luis Fernando Lara, doctor en lingüística y literatura hispánica por el Colmex: fue mi maestro, a él debo la posibilidad de hacer el Diccionario del español de México (proyecto que encabeza en el Colmex). Como maestro además lo que fue importante, desde mi percepción de lingüista, fue su concepción de la lengua que se manifiesta en su libro Los 1001 años de la lengua española, sobre todo en su práctica del español llano, elegante, sin ningún barroquismo, extremadamente cuidado y abierta tanto al aprecio de la cultura del español como de nuestras regiones. Siempre hizo hincapié en su carácter de jalisciense, personalmente es lo que más le debo.

El Centro de Estudios Lingüísticos le debe su presente, es decir, aunque sus fundadores fueron Alfonso Reyes y Raimundo Lida, las características del centro se deben a él y el modo en que instauró una filología de primera calidad, a la altura de la mejor del mundo, la enseñanza que daba en tanto a la lengua así como los estudios literarios, la dedicación a la Nueva Revista de Filología Hispánica, una de las mejores hoy día, y luego su obra personal, todo lo que dedicó al estudio de Sor Juana, el libro Fiori di soneati: flores de sonetos (Paréntesis/Aldus/El Colegio Nacional, 2001) y El sueño erótico en la poesía española de los siglos de oro (FCE, 2003).

Además, algo que no se nota es su trabajo de traductor para libros del Fondo de Cultura Económica, imprescindibles en el mundo de la lengua española, como los libros de Curtius de literatura latina, traducciones absolutamente imprescindibles.

Perdemos al mejor de nuestros maestros, filólogo de los que hoy ya no existen y nos deja con una responsabilidad fuerte de seguir sus enseñanzas.

jueves, 21 de octubre de 2010

Robert Capa.


Desde 1936, año en que el Jefe Máximo, Plutarco Elías Calles, abandona la Hacienda de Santa Bárbara con destino al exilio en Estados Unidos, Salvador Novo se hace cargo de la columna “La semana pasada”, el espacio supuestamente anónimo que los editores de la revista Hoy utilizan para mantener una guerra de baja intensidad contra la clase política aglomerada en un periodo presidencial cuya sola mención alude a una época de la vida nacional: el cardenismo. Desde su trinchera editorial, Novo ventila informaciones, esparce rumores y confidencias, dimes y diretes del mundo de la política y la cultura. Sus fuentes se hallan en todas partes, dentro y fuera del gobierno, en recepciones y fiestas, en salones de sociedad, en los jardines de las embajadas, en estanquillos y tugurios. Presumiblemente, el autor de “La semana pasada” es la pluma mejor informada del país. Está en todo, sabe quién es quién en la prensa internacional. Al referirse al enrarecido ambiente que se vive en México después de las disputadas elecciones de 1940, del cual es un ejemplo el conflicto inminente entre el presidente electo, Manuel Ávila Camacho, y el secretario general de la ctm, Vicente Lombardo Toledano, Novo escribe en su colaboración del 12 de octubre:

El fotógrafo de Life, Robert Cappa [sic], que fue a Teziutlán a inmortalizar la vida privada del presidente electo, sorprendió dos veces y en diferentes días sendas presencias del secretario y su pipa en la proximidad más íntima del sonriente general. No podría, evidentemente, encontrarse una prueba más fehaciente de la amistad de amigos que comparten el sabroso pan de Puebla en la misma mesa. Lo único que a pesar de semejantes pesares consoló a los optimistas fue el pensamiento de que no tienen mucho derecho de dudar de la sinceridad del presidente Ávila Camacho cuando anuncia que no gobernará con sus amigos íntimos, con sus compañeros de mesa.

El retrato del presidente electo de México que presentó la revista life en su edición del 2 de diciembre de 1940 tenía un calculado sentido editorial: congraciar al gobierno de México, léase su futuro presidente, con la opinión pública estadounidense. Las fotografías de Robert Capa son utilizadas para ilustrar un largo y por ende inusitado texto en el que Ávila Camacho aparece como “un hombre afable”, cuya amistosa mirada revela “una profunda tranquilidad interna”, así como el carácter de un político sosegado que gobernará al país con la ayuda de hombres decididamente pragmáticos, conocedores de los engranajes que mueven la maquinaria política nacional, en abierto contraste con los “teóricos sociales” en cuyas agitadas mentes se fraguaron las principales reformas del cardenismo. En la visión de life, gracias a su talante ordinario y cordial el próximo presidente de México casi no parece mexicano, “tiene poca o ninguna sangre indígena” y con facilidad sería una figura popular en cualquier comunidad estadounidense, “especialmente entre hombres de negocios activos, amantes del deporte y de intelecto no enrarecido”. Culmina este retrato de Ávila Camacho con su connotada afición a los caballos y la anglófila práctica del polo.


El lente de la distancia

Para Robert Capa, quien es ya una figura legendaria del periodismo de guerra, México no es otra cosa que distancia y desinterés, a ratos una verdadera molestia. Ha pasado la mitad del año, le escribe a su madre, Julia Friedmann, “atascado” en el país, “no precisamente vacacionando porque el trabajo aquí es difícil y complicado”.1 En realidad, Capa había llegado a México con el propósito de cumplir un engorroso trámite migratorio: renovar su permiso de residencia, para lo cual debía abandonar Estados Unidos durante seis meses. life aprovecha su estancia para encargarle la cobertura de la elección presidencial.
Armado con su famosa Leika y una carta de presentación dirigida al general Eduardo Hay, entonces secretario de Relaciones Exteriores, y firmada por el editor de imagen de life Edward Thompson, Capa entra al país a mediados de abril de 1940. La primera postal que le envía a su madre muestra un optimismo y ligereza contrarios a sus comunicaciones posteriores: “Llegué de una sola pieza y listo para trabajar de inmediato. Hasta ahora todo va bien, y espero terminar el primer proyecto en un par de días.” Se refiere al encargo de cubrir el desfile del 1º de mayo, para lo cual el 30 de abril recibe el permiso de la Secretaría de Gobernación “para que transite por donde sea necesario a fin de tomar fotografías”. Para tal efecto Capa establece su base de operaciones en el hotel Montejo, Paseo de la Reforma 240, por espacio de seis largos y dificultosos meses.


Sóviets y esvásticas, una querella mexicana

En el México posrevolucionario, los vaivenes de la opinión pública en el exterior se vuelven historia política nacional. Al parejo de las crecientes preocupaciones del gobierno de Roosevelt respecto a la infiltración nazi y un posible avance alemán en América Latina, la prensa estadounidense levanta las banderas de alerta por todas partes.2 El Herald Tribune, el Mirror, el New York Times, el Christian Science Monitor, el Boston Herald, el Washington News, prácticamente no hay periódico que no siga el tema de la amenaza que parece cernirse sobre México. La confusión del Enquirer de Nueva York se torna histerismo: “La Junta cardenista en la ciudad de México, misma que opera detrás de una pantalla en la que se ocultan la hoz y el martillo del comunismo, ha traicionado a México al poner el país en manos de Hitler, política, económica y espiritualmente.”3 Atizan el fuego los sospechados vínculos entre el partido nazi y algunos grupos y personalidades políticas de México, principalmente las numerosas organizaciones congregadas en torno al Frente Anticomunista,4 así como la Unión Nacional Sinarquista. Por si fuera poco, las declaraciones de personajes eminentes como el propio ex presidente Calles llamando a seguir el ejemplo de Mussolini y Hitler para restablecer el orden, empeoraban la percepción internacional acerca de la supuesta popularidad del fascismo en México5. El eco que podían llegar a tener emejantes disparates al norte del Río Bravo no era menor. Jean Meyer, por ejemplo, ha recordado cómo la cándida comparación que hace el embajador Josephus Daniels entre Jefferson y Calles casi le cuesta el puesto luego de que este proclamara que el alma de los mexicanos, incluidos niños y jóvenes, debía pertenecer al Estado.6 Una vez fuera del país, en su calidad de ex Jefe Máximo, Calles hacía gestiones ante la representación del gobierno franquista en Estados Unidos con el propósito de financiar un movimiento armado en México, derrocar a Cárdenas y evitar la llegada de Ávila Camacho a la presidencia.7
No era una casualidad que, en uno de los momentos más complicados de 1940 tanto en México como en el escenario internacional, la edición de life correspondiente al 10 de junio incluyera en sus páginas centrales el siguiente fotorreportaje: “Nazi Fifth Column and communist allies are active in Mexico”. La imagen de Capa que abre el fotorreportaje del 1º de mayo muestra a miembros de la central obrera desfilando en formación militar, armados con palos de madera. Al pie de la fotografía se lee: “Abundan rumores de una revolución nazi-comunista”. Junto a un descabellado texto en el que se denunciaba que los agentes nazis actuaban “mano a mano” con los comunistas para precipitar una revolución, aparecían lo mismo imágenes del editor de Timón, José Vasconcelos, acompañado del agregado de prensa alemán y representante del partido nazi Arthur Dietrich, que de Diego Rivera y Vicente Lombardo Toledano, “jefe de la ctm quien, al abandonar el antifascismo luego del pacto Hitler-Stalin, se ha vuelto pro-nazi”.
Capa le escribió entonces a su hermano, Cornell: “Las noticias de Europa son terribles y me deprimen. Ahora que he visto cómo fue utilizada mi historia del 1º de mayo, el entusiasmo por la fotografía me abandona. Creo que el mundo nunca ha estado tan mal.” El viejo continente y las heridas de sus conflictos ideológicos alcanzaban de nuevo a Capa, esta vez en México, por cortesía de sus propios editores. Semanas después, en un cable a su madre confiesa su hartazgo de México, su prisa por concluir el trámite migratorio en la embajada estadounidense y su pasmo ante el criterio editorial con el que se ha manipulado su trabajo: “No estoy satisfecho con el resultado. No sé qué quiere life.”
El malestar de Capa, aunado a la falta de dinero y a su prisa por dejar el país, provocaron una crisis que su biógrafo, Richard Whelan,8 pasa por alto, pero en la cual se halla el germen de una idea que años después desembocaría en un importante proyecto: la fundación de Magnum, la primera agencia de fotógrafos independientes. Así lo sugiere el solo hecho de que el editor de imagen de life escribiera una carta recordándole a Capa los cuatro años de significativo trabajo con la revista para la cual había cubierto importantes historias como las guerras civiles en España y China. Al mencionar en específico su actual trabajo en México, el editor pedía a su fotorreportero que recapacitara: “No veo razón por la cual no continúe sus colaboraciones. Ciertamente, a la fecha usted ha podido desarrollar historias para life en cada país donde ha estado.”


El nuevo ciudadano Kane

El ascenso del fascismo y la expansión del cáncer nazi en Europa cambiaron no solamente el sentido del manifiesto fundacional de la revista life –“ver la vida, ver el mundo, ser testigo de los grandes acontecimientos [...], ver y tener el placer de ver” –, sino que también modificaron de manera radical la visión aislacionista de su dueño y editor en jefe, Henry Luce. Durante casi una década la empresa editorial que encabezaba Luce y con la cual había conocido un éxito masivo, Time Inc., mantuvo una posición de distanciamiento objetivo en la cobertura noticiosa de los principales conflictos en Europa y Asia. En el criterio editorial de publicaciones como Time y Fortune había prevalecido la idea de que los problemas del mundo tenían escaso o nulo impacto en la vida cotidiana de Estados Unidos. El punto crítico fue, precisamente, el avance alemán sobre Polonia en septiembre de 1939.
A partir de este terrible acontecimiento Henry Luce, el creador de revistas cuyo tiraje en conjunto llegó a rebasar los veinte millones de ejemplares, el nuevo modelo de magnate de los medios masivos de comunicación para el siglo xx cuyo poder rápidamente se situó al parejo del decano William Randolph Hearst, volvió a ser el hijo del reverendo Winters Luce, un modesto y devoto misionero presbiteriano que, a la manera de los jesuitas, había dedicado buena parte de su vida a propagar la palabra del evangelio en la antigua China de las dinastías. La inquebrantable fe calvinista con la que había crecido el joven Henry regresó en la persona del maduro y poderoso empresario bajo la forma de un acendrado espíritu antifascista y anticomunista que se reflejó de manera íntegra en su imperio editorial. Los blancos de sus ataques incluyeron a los llamados appeasers como el primer ministro inglés Neville Chamberlain, cuya creencia en los objetivos limitados de Hitler en Europa solamente logró comprarle tiempo a este antes de lanzarse a incendiar el resto del continente. No menos agudos eran los cuestionamientos de Luce hacia la administración Roosevelt, tanto en relación con la hipocresía implícita en el cumplimiento de la obsoleta Ley de Neutralidad, vigente desde 1935, como en las suspicacias que llegó a levantar el presidente del New Deal, en quien Luce y una parte de la opinión pública veían a un dictador en ciernes que disponía a su antojo de los otros poderes, en especial de los jueces. La crítica hacia el errático proceder de Roosevelt, tanto en política interna como en el frente exterior, terminó por convertirse en abierta oposición, articulada a través del apoyo al candidato republicano, Wendell Willkie, en las elecciones de 1940 –trasunto que sirvió a Gore Vidal para dibujar el mapa dramático de su novela Washington, D.C.
En la carta que escribió a su viejo amigo y colaborador Roy Larsen, días antes de culminar un viaje por Europa durante la primavera de 1940, casi en coincidencia con el avance final del ejército nazi hacia París, Luce reformuló la misión original de su empresa periodística: “Nuestra labor principal no es crear poder, sino usarlo.”9 Ejemplo de ello sería la cobertura de life en las próximas elecciones al sur de la frontera.


Corresponsal en la guerra electoral mexicana

Los temores del gobierno estadounidense respecto a la amenaza nazi en México, especialmente en el contexto de las elecciones presidenciales de 1940, tuvieron su correlato en el enfático memorándum que Luce envió a su equipo editorial: “Peligro. El país está en peligro.” Según se encargó de propagar hábilmente el gobierno de Cárdenas, México también lo estaba. Las fuentes del apuro provenían de tener al enemigo en casa, es decir a un candidato opositor presentado de manera deliberada como un simpatizante nazi,10 así como ante la inminente extensión del campo de batalla europeo –Londres se hallaba bajo el asedio de los bombardeos alemanes, se creía que Inglaterra no resistiría– hasta el hemisferio occidental. En cualquier caso, la situación se presentaba como crítica. El proceso que llevaría a la sucesión de Cárdenas se tornaba cada vez más tenso, con visos cada vez mayores de violencia, “en un ambiente –precisó con infalible tino histórico Luis González y González– de matonería, en el marco de una campaña política que más parecía campaña militar”.
Los planes de Estados Unidos para la defensa continental terminan por impactar de lleno el proceso político en México. La presión se deja sentir: a la luz de los avances militares del Eje Berlín-Roma en Europa y la inminente inclusión del imperio japonés, el gobierno de México declara su solidaridad con la causa de las democracias y expulsa a Arthur Dietrich del país. En términos electorales, la buena relación de los candidatos contendientes con Estados Unidos se vuelve estratégica. Almazán aprovecha el pacto Ribbentrop-Molotov para distanciarse –simbólicamente, ya que nunca tuvo vínculos reales– de la Alemania nazi y presentar al movimiento opositor, el Partido Revolucionario de Unificación Nacional, como favorable al espíritu liberal de la democracia estadounidense. Los descontentos en las filas del ejército y el movimiento obrero lo apoyan,12 solamente le falta convencer a los círculos políticos de Estados Unidos de sus planes para abrir las puertas a la inversión extranjera y revertir la nacionalización de la industria petrolera. Su error de percepción es garrafal y le costará el apoyo estadounidense: Roosevelt jamás cuestionó ni se opuso a la decisión de Cárdenas de expropiar el petróleo en marzo de 1938;13 en la coyuntura estadounidense de 1940 esa historia resulta obsoleta y lo que importa es pasar de la política del Buen Vecino a la defensa hemisférica en contra del Eje. Del lado oficial mexicano, el presidente Cárdenas toma las riendas dejando a su candidato en la sombra mientras empuja discretos acercamientos entre el Departamento de Estado y la embajada en Washington para discutir posibles acuerdos en materia de cooperación militar.
En su edición del 1º de julio, el tratamiento editorial de life al fotorreportaje de Capa traduce de manera fiel el desarrollo de estos acontecimientos. Juan Andreu Almazán ya no es el líder de derecha que habla de levantamientos armados, sino un político mexicano típico, medio turbio pero bonachón, que conecta con sus seguidores, amante de los animales de campo y padre de una simpática muchacha de 17 años, “el candidato liberal de la reacción” –whatever that means tratándose de un conspicuo miembro de la familia revolucionaria. Ávila Camacho, por su parte, es designado por life como el “candidato moderado de los radicales”, el general divisionario “moderadamente pro-americano” que “sonrió amargamente” al enterarse de que Estados Unidos había ofrecido a México un crédito de cien millones de dólares para la modernización e incremento de sus fuerzas armadas. La tensión aumentaba, las elecciones se anunciaban competidas y la sombra de la violencia política –matazones por parte de ambos bandos en Zacapu y Cherán (Michoacán), Querétaro, Pachuca, Hermosillo, Monterrey– volvía a aparecer en el horizonte mexicano. Empero, los principales diarios del país remitían a páginas interiores la información relativa a las campañas electorales en favor de los acontecimientos en Europa.14
La jornada del domingo 7 de julio trajo consigo lo que todo mundo esperaba. Al disponer que las casillas sean instaladas por los primeros cinco ciudadanos que hagan acto de aparición en el lugar destinado para tal fin, la ley electoral vigente desde 1918 facilita los disturbios, la rebatinga de urnas, la intimidación mutua, el zafarrancho nacional y sus más de 45 muertes (30 de ellas acaecidas en el df) y, al final, la alquimia del voto. En suma, la organización efectiva de la elección como acto delictivo que resulta en los casi 2 millones 500 mil votos para Ávila Camacho, contra los apenas 151 mil logrados por Almazán. En su edición del 22 de julio, life aumenta a cien la cifra de muertos el día de la elección, “pero al menos México tuvo una elección ‘libre’ y eso es destacable”. La revista reproduce las imágenes captadas por Capa, en las cuales se muestran el entusiasmo y la brutalidad de ambos bandos, incluida la fotografía del supuesto primer muerto del día. Sin embargo, los editores de life no publicaron ninguna fotografía de Capa alusiva a la pelea campal entre miembros del ejército y almazanistas por el control de la casilla ubicada en el número 37 de la calle Monte Himalaya, donde el candidato oficial y el presidente de su partido, el general Heriberto Jara, habrían de esperar el paso del temporal para depositar, con la debida pompa y circunstancia, su voto. La detallada secuencia de violencia captada en las tomas de Capa no fenece con las noticias del día, sino que se mantiene inmortalizada hasta fecha entre las hojas de contacto que escrutaron sus editores en busca de materiales que se ajustaran a su criterio.


Final posible: bases por votos

Durante los meses que siguieron, la elección parecía no haber resuelto el conflicto político que consumía al país. Los resultados oficiales son cuestionados y el gobierno se sumerge en el desprestigio con el paso de las semanas. La oposición reclama su victoria en las urnas y anuncia la toma de posesión por Almazán el 1º de diciembre. El triunfo de Ávila Camacho valía poco sin el aval del gobierno estadounidense. A pesar de que se habían purgado aquellas comandancias y zonas militares que presumiblemente alojaban a simpatizantes de Almazán y se había ejecutado en Monterrey a su brazo derecho, Manuel Zarzosa, el 1º de septiembre se instala el congreso rebelde y tres semanas más tarde se anuncia el Plan de Yautepec alrededor del cual se organizará la sublevación a escala nacional.
Viene entonces el punto de inflexión para el gobierno de Cárdenas que, a lo largo de los meses siguientes e incluso más allá de la toma de posesión de Ávila Camacho, va a suscitar una incómoda polémica para los gobiernos saliente y entrante: el intercambio del apoyo estadounidense a Ávila Camacho a cambio de la cooperación de México en la defensa del hemisferio de acuerdo a los planes y estrategias de Estados Unidos, mismos que incluyen posiciones militares en territorio mexicano, una variación de la fórmula que a Roosevelt y sus estrategas ya les había funcionado al negociar el apoyo militar a Churchill a cambio de bases inglesas en el Caribe –arreglo que se conoció como Destroyers for Bases. Cárdenas pide, desde luego, la mayor secrecía, a fin de evitar el escándalo político. Las conversaciones entre los gobiernos tienen lugar en Washington. Como resultado del turbio juego de espejos entre diplomáticos y oficiales militares de ambos países, el 3 de agosto el Departamento de Estado presenta para aprobación del gobierno mexicano un aide-mémoire en el que se oficializa el uso de bases aéreas en territorio nacional por parte de Estados Unidos. Los puntos de interés son la bahía de Magdalena, así como los puertos de Acapulco, Guaymas, Mazatlán y Salina Cruz. El propio presidente Roosevelt le había sugerido a Sumner Welles, su hombre de confianza para asuntos hemisféricos y poderoso subsecretario de Estado, que gestionara con Cárdenas la obtención de la bahía de Magdalena y Salina Cruz a cambio de “un regalo o un préstamo”.15 Las filtraciones no tardan en aparecer en “La semana pasada”, desde donde Novo llamará socarronamente a esta historia el “eje Jiquilpan-Hyde Park”, en alusión al terruño natal de ambos mandatarios. En cualquier caso, hábil y mañosamente el gobierno de Cárdenas deja pendiente el asunto y manda el documento al archivo muerto mientras no suceda otra cosa. De manera simultánea, Miguel Alemán, coordinador de la campaña oficial, corre a Washington para disculparse a nombre de Ávila Camacho por los excesos cometidos durante el régimen cardenista y prometer el mejoramiento incondicional de las relaciones una vez que tomara posesión el nuevo presidente. La pronta respuesta de Estados Unidos se traduce en la negativa del gobierno para que cualquiera de sus representantes celebre reuniones con el opositor Almazán, así como en la aceptación del vicepresidente Henry Wallace para asistir como invitado de honor a la toma de posesión de Ávila Camacho.
Mientras esto ocurría, la tramitología a la que se había sometido Robert Capa en pos de su permiso de residencia parecía estar a punto de concluir. Sin embargo, su situación laboral en el país no dejaba de ser desesperada. El 21 de agosto de 1940 la policía le obstaculiza el acceso a la noticia más importante del momento: el asesinato de Trotski, de quien solamente podrá tomar una anodina fotografía momentos antes de ser incinerado. Sus tratos con la prensa local, en especial con miembros de El Popular, no dejaron de ocasionarle problemas con sus colegas extranjeros. Por ejemplo con la influyente Betty Kirk –corresponsal del Christian Science Monitor y amiga cercana de Agustín Arroyo, jefe de prensa de Cárdenas– quien aprovechaba cualquier ocasión para acusar a Capa de ser agente del comunismo internacional.16
Desde el edificio de Correos en Tacuba, el 5 de septiembre de 1940 Capa envía un telegrama a Julia anunciando su anhelado regreso a Estados Unidos: “Ya tengo mis papeles. De vuelta este mes. Amor”. El 10 de octubre, la garita de Laredo, Texas, registra su reingreso. Capa declara en la papeleta del servicio de aduanas su próximo destino: la ciudad de Nueva York. Quien fuera quizás el mayor fotoperiodista de todos los tiempos llegó y dejó el país sin otras noticias. Luego vendría el nombramiento del ex presidente Cárdenas, cuatro días después de Pearl Harbor, al mando único de la recién creada Región Militar del Pacífico, bajo la cual se agrupaban las costas occidentales de México, incluidos la bahía de Magdalena y los puertos de Acapulco, Guaymas, Mazatlán y Salina Cruz.

lunes, 18 de octubre de 2010

"Miss Narco"


Una rigurosa investigación periodística y a la vez una sólida pieza literaria conforma el libro Miss Narco: belleza, poder y violencia, historias reales de mujeres en el narcotráfico mexicano, escrito por Javier Valdez Cárdenas, corresponsal de este diario en Culiacán y periodista del destacado semanario sinaloense Ríodoce.

El volumen se presentó en la Feria del Libro del Zócalo, y según dijo su autor, aborda diferentes relatos reales de mujeres que han hecho su vida y su historia en torno al tráfico de estupefacientes.

“No es una apología del narcotráfico, sino una mirada diferente”, agregó Valdez, a quien muchos consideran experto en el tema, aunque él prefiere decir: “Lo que me gusta es contar historias, como éstas del libro, sobre mujeres cabronas, luchonas, muchas de las cuales sucumben a la riesgosa maquinaria del narcotráfico”.

Otras, en cambio, agregó, resistieron a esa maquinaria con distintos resultados. Pero todas son “heroínas”, mujeres valientes que demostraron tener “los genitales que le hacen falta a este país”.

El libro, comentó Valdez, aborda cómo el narcotráfico “nos encierra, nos determina y nos salpica, cómo nos somete a una vida de terror, de actitudes sicóticas. Ahora el narco está metido en el gobierno, en las redacciones de los periódicos. No es una realidad distante ni una ficción”.

Aquí en la ciudad de México lo podría parecer, dijo, pero advirtió al público que llenó el foro Carlos Monsiváis que el narco “les está quemando los pies.
“Aquí parece un santuario y los narcotraficantes saben que pasan desapercibidos”, señaló.

Consideró también que erradicar el problema del narcotráfico y la violencia es muy difícil, debido a que los jóvenes lo consideran una opción para salir de la pobreza, pese a saber que existe una alta probabilidad de terminar asesinados.

Una de las opciones es que se invierta mucho más en educación, cultura, salud, creación de empleos. La educación y la cultura son una salida, pero un sentido amplio, no sólo institucional, consideró.

Por su parte, el periodista Julio Hernández López, autor de la columna Astillero en La Jornada destacó la calidad de la prosa de su colega, y dijo que Miss Narco se ha convertido, a partir de diversos casos sinaloenses, en reflejo de la nueva e “infernal” realidad del país: pobreza, violencia, crisis política, “golpeteo de género”.

El terror desatado por el narcotráfico y su lucha contra él, agregó Hernández, se ha convertido en una forma de inhibir la participación ciudadana, y aseguró: “Calderón sembró el terror del narco”. Hoy, abundó, los derechos y garantías “son robados en retenes”.

Hernández también hizo un homenaje a la manera en extremo riesgosa en que debe realizarse el ejercicio periodístico en el norte del país, donde, denunció, los compañeros “están siendo sometidos a una masacre continua”, en una situación sin precedente.

miércoles, 13 de octubre de 2010

Evocar a Carlos Montemayor.


México perdió mucho y se empobreció más con la muerte del traductor y ensayista Carlos Montemayor, expresó el historiador Miguel León-Portilla durante el Festival de Poesía Las Lenguas de América, que convocó a muchos en el Centro Cultural Universitario, el cual desde esta versión llevará el nombre del fallecido escritor y colaborador de La Jornada.

El autor de Visión de los vencidos abrió el encuentro con emotivas palabras alusivas a Montemayor, a quien definió como “un hombre extraordinario”, que lo mismo escribía y tenía una voz portentosa que fue un auténtico defensor de los derechos de los pueblos indígenas.

“Evocar a Carlos Montemayor es traer a la memoria a un gran humanista, a un hombre del Renacimiento, una persona polifacética y quien conoció además de su lengua materna el griego, el latín, el francés y el inglés.”

Los lazos que unieron a León-Portilla con Montemayor –explicó el historiador– no sólo se remontan a tres décadas en que se conocieron o a su labor en la Universidad Nacional Autónoma de México, sino que ambos compartieron “el amor por los pueblos indígenas y la defensa de sus derechos”.

León-Portilla abrió el encuentro con el poema Cuando muere una lengua –en náhuatl y español– y prosiguió Librado Silva con Parral, tierra natal de Montemayor.

La fiesta poética que se realizó la noche del lunes en la Sala Nezahualcóyotl congregó desde antes de las seis de la tarde a muchas personas que formaron una larga fila fuera del recinto y mantuvieron el interés hasta que culminó el festival con la celebrada participación del poeta Hugo Gutiérrez Vega, director del suplemento La Jornada Semanal.
En la velada, que se efectúa cada dos años, participaron poetas mexicanos y de otras nacionalidades, quienes fueron ovacionados. Las palabras en diversas lenguas colmaron el recinto universitario, en cuyo escenario fue colocada una fotografía del artífice del encuentro: Carlos Montemayor.

La poesía declamada en inglés, portugués y francés tuvo gran aceptación del público, que disfrutó con las palabras dichas en lenguas quechua, mapuche, zapoteca, maya, náhuatl, guaraní, española y wixárika.

Las poetas Irma Pineda y Natalia Toledo –ambas conductoras del encuentro organizado por el Programa Universitario México Nación Multicultural, que dirige el etnólogo José del Val– se unieron a las voces que evocaron a quien fue coordinador artístico del festival e impulsor de varios poetas.

En esta ocasión concurrieron en el homenaje in memoriam a Montemayor los poetas mexicanos Angélica Ortiz, Natalio Hernández, Briceida Cuevas, Gutiérrez Vega, además de Odi Gonzáles, Albert Moritz, Elicura Chihuailaf, Paul Bélanger, Lêdo Ivo y Susy Delgado.

Hugo Gutiérrez Vega cerró con broche de oro la fiesta de las lenguas con la Oda a Borola Burrón, lo cual generó muchos aplausos del público que permaneció atento luego de tres horas en que las lenguas indígenas colmaron el recinto cultural universitario.

El festival, en el que estuvo presente Susana de la Garza –viuda de Montemayor–, busca ser una plataforma para el reconocimiento de las lenguas originarias en la literatura contemporánea, sin omitir las cuatro principales lenguas europeas que se hablan en el continente.

sábado, 9 de octubre de 2010

Cuba critica "la catadura moral" de Vargas Llosa.


El diario cubano Granma reconoció los “aportes innovadores a la literatura universal” del escritor peruano Vargas Llosa, galardonado con el Nobel de Literatura 2010, pero afirmó que por su “catadura moral”, merece el “antinobel de la ética”.

En contraste, varios escritores cubanos manifestaron su júbilo por un premio que consideran muy merecido, pero marcaron sus diferencias políticas con el autor de La ciudad y los perros. De igual forma, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), Antonio Guterres, la prensa española y el presidente de República Dominicana, Leonel Fernández, celebraron esa distinción a Vargas Llosa.

En México, el rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), José Narro Robles, se congratuló de que el escritor haya sido reconocido con el Nobel. “Para nosotros es un gran gusto que un personaje latinoamericano, con una calidad literaria tan extraordinaria haya recibido ese reconocimiento”.

Recordó que recientemente la UNAM lo invistió con el doctorado honoris causa, con motivo del centenario de la institución. “Enhorabuena para él, para nosotros (en la UNAM) es una gran satisfacción”.

Antinobel de la ética: Granma

En un recuadro de su página cultural, que Granma tituló “Nobel de la literatura, antinobel de la ética”, publicó sobre el escritor peruano que “lo que ha construido con la escritura lo ha ido destruyendo con su catadura moral, los desplantes neoliberales, la negación de sus orígenes y la obsecuencia ante los dictados del imperio.
“No hay causa indigna en esta parte del mundo (que Vargas Llosa) deje de apoyar y aplaudir. Si los pueblos votaran en Estocolmo, lo habrían hecho por el antinobel”, sostuvo el diario.

A su vez, el poeta cubano César López, Premio Nacional de Literatura, señaló que Vargas Llosa “es uno de los grandes escritores actuales de la lengua y se merece literariamente el Nobel, que es un orgullo, un honor, para la literatura de nuestra América, independientemente de su posición actual en el plano histórico, ideológico y desde luego de su separación inamistosa con Cuba”.

Antonio Guterres expresó su admiración por el autor, “no solamente por ser un gran escritor, sino además por ser un abogado por la causa de los refugiados”.

La prensa española elogió a Vargas Llosa. El País publicó: “Vargas Llosa, que escapa a toda catalogación y no ha escondido sus ideas liberales y sus críticas a las mitomanías izquierdistas, también parecía condenado a no recibirlo nunca”. Asimismo, el diario ABC destacó que el escritor tiene una posición moderada y liberal, al margen de cualquier extremismo o complacencia ante los regímenes totalitarios disfrazados de ideología revolucionaria.

En Dominicana, el presidente Leonel Fernández felicitó al Nobel peruano y recordó que su libro La fiesta del Chivo “retrata una época de la historia dominicana que el mundo debía conocer”.

Vargas Llosa será homenajeado en diciembre, en la Feria Internacional del Libro de Guadalajara, informó la directora de la FIL, Nubia Macías, desde España.

jueves, 7 de octubre de 2010

La Feria de Frankfurt.


De manera paradójica, la ruleta de las cifras humaniza la mayor fiesta del libro en el mundo: 9 mil 700 millones de euros maneja el mercado editorial alemán cada año, informa Juergen Boos, director de la Feria de Frankfurt.

A partir de ese fundamento, la infraestructura inabarcable de este cosmos de pasillos, andenes, módulos, cubículos, escaleras, andadores eléctricos, conjunción de idiomas conocidos y por conocer, cobra sentido: no existe el apocalipsis del libro impreso. Estamos apenas al principio de un nuevo camino, sentencia Gottfried Honnefelder, presidente de la Asociación de Editores y Libreros Alemanes.

Desde hace meses, la expectativa respecto de la naturaleza novedosa de la edición de este año apuntaba, ya, a la conversión definitiva hacia el libro digital. Como si se tratase de un antes y un después de Frankfurt 2010. Y ciertamente se estructuró un programa especial titulado “Donde los contenidos se encuentran con la tecnología”, pero es tan sólo una parte, tan importante como el resto, de esta estructura organizativa que deslumbra por su eficiencia.

Subirse a la nave de la tecnología

En la Feria de Frankfurt efectivamente está todo lo que concierne al libro. No hay tema ausente, renglón saltado, tópico trillado ni pendientes por resolver.

Este programa especial de libros y medios digitales tampoco tiene una categoría de exclusividad ni estrellato: sencillamente se decidió instalar distintos puntos (hot spots) en los siete pabellones en los que están distribuidos los 7 mil expositores que traen a a esta ciudad alemana 103 mil novedades bibliográficas desde 113 países y casi en su totalidad en formato impreso.

De nuevo, las cifras desmienten el apocalipsis de papel: Christoph Kochhan, de la Asociacion de Libreros Alemanes, dibuja así la gráfica de la fluctuación del desarrollo del tráfico de libros a través de la Internet: en 2004, la venta de libros por la Red en relación con el libro impreso fue de 27 por ciento, cuando ocurrió el máximo histórico de la década pasada, pues un año después descendió a 25 por ciento y al siguiente al mínimo: 11 por ciento.

En 2007 hubo una recuperación: 21 por ciento de los libros que circularon se hizo por la Internet. Y desde entonces el descenso, contrariamente a lo que se ha pregonado, no se ha detenido: 20 por ciento en 2008 y 15.6 por ciento el año pasado.

Se trata, además, confirmó Kochhan, de libros de consulta y no necesariamente literarios los concentrados en el formato de e-book.

El año pasado, informa Christoph Kochhan, se vendieron en Alemania 80 mil dispositivos para leer libros electrónicos, conocidos genéricamente como e-books. El porcentaje de libros electrónicos respecto de los impresos es apenas de 0.5 por ciento. Y el pronóstico para 2015 es de entre 3 y 8 por ciento
Tales cifras y proyecciones a futuro desmienten de modo fehaciente el crepúsculo de los impresos.

El porcentaje de libros electrónicos respecto de los impresos en papel resulta hoy día apabullante: uno por ciento. Y la proyección para los siguientes 10 años es que crecerá, cuando mucho, a 10 por ciento.

Lo que no pierden de vista los estrategas de la Feria de Frankfurt es que no se debe voltear la mirada ante la nueva realidad de la tecnología. Recomiendan a sus asociados y a los editores subirse a la nave de la tecnología, sin que eso signifique claudicar de los afanes tipográficos ni mucho menos dar por concluida la era Gutenberg.

La de los Libreros Alemanes es la asociación más antigua en Alemania y agrupa no sólo a libreros, también a distribuidores y otros asociados, inclusive extranjeros.

En 1991, un año después de la reunificación alemana, las asociaciones de las dos Alemanias se unieron en una sola.

Integra a mil 833 editoriales, mil 814 distribuidores, y contando también a los asociados, como grandes imprentas y profesionales de otros países, suma un total de 5 mil 787 participantes en torno al libro en Alemania.

Enumera 3 mil 814 librerías, pero no son todas las que funcionan en este país, ya que si se toma en cuenta las secciones de tiendas departamentales, supermercados, estaciones de trenes, se llega a un total de 7 mil puntos de venta de libros en este país.

El mercado del libro alemán, de acuerdo con los datos que proporciona Christoph Kochhan, en nombre de los Libreros Alemanes: 82 millones de habitantes, para quienes tienen a su disposición 200 mil títulos cada año, 94 mil de los cuales son nuevos, de los cuales 6 mil 278 se tradujeron del alemán a otros idiomas, 6 mil 874 se tradujeron del inglés al alemán, mil 78 del francés y 182 del español.

Danzan los números. Explican en sus pirouttes, fouttés, pas de jambes, pas de chats, entre otras cosas, por qué la Feria de Frankfurt es la más importante del mundo.

Cerca de aquí, por cierto, a una hora de viaje en tren, nació el mismísimo Gutenberg, en Mainz, hace ya más de medio siglo y el libro todavía está muy lejos de morir. Por el contrario, la danza de las cifras de su auge despiertan hondo asombro.

martes, 5 de octubre de 2010

El milagro Venezolano.


El milagro venezolano inundó Berlín: sir Simon Rattle dirigió a un centenar de jóvenes de Venezuela en una sesión histórica que consagró de manera definitiva, desde el máximo escenario de la música en el planeta entero, el éxito definitivo del sistema bolivariano de orquestas que ya cambió la perspectiva del futuro de ese país y ahora brinda al mundo sus frutos.

La Orquesta Bolivariana Teresa Carreño, antesala del conjunto sinfónico Simón Bolívar, que dirige Gustavo Dudamel, realiza una gira por distintas capitales europeas dirigida por el joven Christian Vázquez, quien también sella así su consagración, y como parte de ese periplo realizó una presentación central la noche del lunes en la mejor sala de conciertos del orbe, la Philarmonie, sede de la Filarmónica de Berlín.

En la primera parte del programa empuñó la batuta Christian Vázquez, con una versión deslumbrante de la Quinta Sinfonía de Beethoven, para dejar el podio en el segundo periodo a sir Simon Rattle, quien a su vez emprendió otra Quinta Sinfonía, esta vez del ruso Serguei Prokofiev.

La sala llena se convirtió en un caldero de alegría. Los jovencitos venezolanos volteaban a su alrededor, asombrados de tantos alaridos, aplausos, júbilo, aclamaciones, como si fuera la fiesta de cumpleaños de cada uno de ellos y no pudieran creer tantos, tantísimos aludes de cariño y reconocimiento multitudinario.

Más de cien rostros morenos en el escenario. Púberes alegres fueron llenando el atrilerío portando sus instrumentos como antorchas prometeicas. Algunas jovencitas eran mucho más pequeñas que sus contrabajos, que cargaban cuesta arriba desde los camerinos hacia el foro, como combatiendo contra un mar furioso, que finalmente vencieron.

La Quinta de Beethoven es uno de los emblemas de la orquesta mayor de Venezuela, la Simón Bolívar. La diferencia con la versión de la Orquesta Teresa Carreño, que deslumbró, consistió en una velocidad endemoniada. Los aullidos del público al final de la obra condujeron a un intermedio convertido en fiesta.

Abrazado por todos, protegiendo, aconsejando y mimando a los jovencitos en sus camerinos, el maestro José Antonio Abreu, llamado cariñosamente por sus músicos El Abuelo, dijo a La Jornada: “este milagro es un producto de mucho trabajo, serio, maduro, largo, reflexivo, que tiene ya 36 años de construirse en Venezuela y que crece todos los días con miles de maestros, niños y jóvenes, y hoy prácticamente no hay un pueblo venezolano que no quiera construir su orquesta y su coro”.

México, recordó Abreu, “ha estado con nosotros desde el principio. El maestro Carlos Chávez, el maestro Eduardo Mata en memoria sagrada, por supuesto mantenemos un vínculo profundo”.

Lo que sigue, anunció José Antonio Abreu: “seguir creciendo, seguir luchando para que la América Latina toda se integre para el esfuerzo común. Para que logremos juntos el sueño bolivariano”.

La segunda parte del programa fue uno de los momentos musicales más finos, delicados, exquisitos, que se hayan vivido en la Philharmonie, que es la Meca de la música en el mundo: la Quinta Sinfonía de Prokofiev es una partitura de gran profundidad y extrema dificultad técnica en su interpretación.

Sir Simon Rattle, director de la Filarmónica de Berlín, envuelto en la vorágine desatada por el arte sonoro en la sede de esa orquesta de prestigio universalFoto Pablo Espinosa
Lo que sonó fue antología. Vaya, hubo inclusive largos pasajes en los cuales Rattle de plano bajó los brazos y dejó a los niños y jóvenes tocar solos, práctica que solamente logran las orquestas que ya poseen un dominio técnico absoluto. Sir Simon Rattle se limitaba a marcar los acentos, las nuances, las declinaciones dramatúrgicas y dirigió a estos muchachos que son orgullo de Latinoamérica como si tuviera enfrente a su orquesta, la Filarmónica de Berlín, que es por cierto la mejor del mundo. La orquesta que tenía frente a sí este hombre que es una luminaria, es un conjunto de niños y jóvenes que tienen una vida sencilla, muy parecida a la de los niños y jóvenes mexicanos, y que han encontrado un sentido profundo a su existencia, se dediquen en el futuro a ser músicos o a lo que quieran, pues, recordó el maestro Abreu lo que La Jornada ha informado con anterioridad: el éxito del sistema de orquestas y coros infantiles y juveniles de Venezuela consiste no en formar estrellas, sino simplemente mejores personas.

El final fue de antología: tres piezas de regalo. En la primera, Rattle bajó del podio y se sentó en la octava fila, junto a José Antonio Abreu y lanzó al podio y entregó la batuta al joven Christian Vázquez, quien comenzó la fiesta: una melodía venezolana que la orquesta interpretó al mismo tiempo que bailaba.

Segunda pieza de regalo: Rattle regresa al podio, retoma la batuta pero ahora se despoja del frac y se pone la chamarra con los colores de la bandera de Venezuela y dirige Malandro, del argentino Ginastera, y si ya todo era una fiesta en la que todos, los músicos en escena y el público en sus butacas, Rattle volvió a subir a Vázquez al estrado mientras el director titular de la Filarmónica de Berlín, que ya se había sentado como uno más entre el público, ahora se entremezcló con los muchachos de la sección de percusiones, tomó un cencerro y tocó como un venezolano, dirigido por un muchacho, el Mambo de las danzas sinfónicas de West Side Story, de Leonard Bernstein.

La locura. Si al principio había alemanes que no podían creer lo que veían, ahora todos aclamaban a Rattle igual que a los muchachitos venezolanos, todos con la bandera del país hermano y a un gesto de Rattle, todos se despojaron de la chamarra-bandera y las lanzaron hacia el público. Y ahora todos eran uno: músicos, niños, jóvenes, una concertino pequeñita en estatura y talla pero gigantesca en talento, público rubio y uno que otro moreno. Felicidad, todo se volvió abrazos y abrazos, y tradujeron el símbolo universal de un abrazo: cuando dos se abrazan es porque comparten la misma felicidad.

He aquí el milagro venezolano, que ahora contagia el mundo. La cepa de esta epidemia bondadosa quedó sembrada en el ombligo, en la Meca, en el alfa y el omega del mundo musical: la sala sede de la Filarmónica de Berlín.

El mundo convertido en un abrazo.

Felicidad verdadera.

Y como los milagros son producto del trabajo serio, largo, reflexivo, gozoso, la sala entera se volvió un abrazo unísono.

domingo, 3 de octubre de 2010

El Tango y Paris.


Eduardo Arolas murió en París y algunos de sus mejores tangos están dedicados a esa ciudad o fueron inspirados en sus calles o sus cafetines. “Comme il faut”, “El Marne”, “Plaza Pigalle”, son algunos de los ejemplos que dan cuenta de la relación especial que mantuvo Arolas con París.

No fue el primero y, por supuesto, no será el último. Desde el Vasco Aín y los bailarines Celestino Ferrer, Eduardo Monelas y Vicente Loduca, pasando por los niños bien que despilfarraban salud y dinero en las noches de Montmartre, hasta Piazzolla que aprendió sus mejores lecciones de tango en París bajo la mirada exigente de Nadia Boulanguer, sin dejar de lado a bandoneonistas como Mederos o Mosalini que viven o regresan a París cada vez que pueden, los capítulos más interesantes del tango refieren a esa ciudad a través de la obra de sus músicos, bailarines y poetas.

Gardel debutó en París el 2 de octubre de 1928 -fecha emblemática para los iniciados- en el cabaret Florida. Según los entendidos a partir de ese momento nunca más se fue de París. En la Ciudad Luz vivió en la calle Spontoni, frecuentó los mejores locales nocturnos y la leyenda habla que allí conoció a sus amantes más cálidas. También se dice que en París encontró una noche a un Pascual Contursi destruido por la pobreza y la locura. A “Bandodeón arrabalero” accedió en esas circunstancias.

El repertorio de tangos dedicados a París por parte de Gardel es abundante. Entre los más destacados se encuentra “Anclao en París” escrito en 1930 en Barcelona por Enrique Cadícamo. En ese tango están expresados como mitos las ilusiones y los desencantos del porteño en su relación con la capital de Francia. El otro gran tango situado en París escrito por Cadícamo es “Madame Ivonne”. La música es de Eduardo Pereyra y la interpretación que hace Julio Sosa con el recitado es antológica.

La mitología dice que el tango se inició como música del hampa y los bajos fondos hasta que adoptado por París regresó al Río de la Plata con credenciales respetables. El relato pretende reforzar -a veces con un leve toque de ironía- la leyenda de que en la Argentina por razones snob sólo adquiere respetabilidad lo que es consagrado en París. Algo de razón tienen los que así piensan, pero sólo algo, porque el tango ya era respetable y se estaba enriqueciendo como género cuando llegó la hora de París.

Es verdad que los niños bien y la bohemia porteña se embarcaban a París porque se había constituido en la carta a credencial de todo aspirante a bon vivant y poeta atormentado. Raúl González Tuñón, que tanto tiene que ver con el tango, escribe uno de sus poemas más lindos al bulevar Saint Michelle, el corazón del barrio Latino.

El viaje a París da lugar también a la picaresca. Justamente el tango “Araca París”, de Carlos Lenzi y Damián Collazo, es el que recrea el mito clásico de “morocho y argentino, rey de París”. La letra en realidad es una tomada de pelo a cierto tipo de argentino que supone ser el más vivo del mundo hasta que la dura realidad le demuestra lo contrario.

De todos modos, ya antes de los célebres años veinte músicos y poetas peregrinan a París. Manuel Pizarro fundó en esos años el mítico cabaret “El garrón”, templo del tango por donde habrán de desfilar los personajes más reconocidos de la colonia argentina en Francia. Manuel Pizarro precisamente es quien compondrá la música de un excelente tango que luego interpretara Gardel con su habitual maestría. Se trata de “Noches de Montmatre” escrito en 1932 por Carlos Lenzi.

Ignacio Corsini para esa misma época graba uno de sus grandes temas: “La que murió en París”, un poema escrito por Pedro Blomberg y musicalizado por Enrique Maciel. “La que murió en París”, además de ser un hermoso y trágico poema, relata la agonía de Elsa French, según la leyenda, descendiente del prócer. El tango habla de los castaños del bulevar; de la lluvia y la nieve; del frío y la muerte y de los argentinos que se refugiaron allí detrás de un sueño, una fantasía o un amor.

Otra letra ambientada en París y que está muy bien escrita es “Claudinette”. Su autor es nada más y nada menos que el gran Julián Centeya y la música es de Enrique Delfino. “Claudinette” narra un amor en París y lo hace con hermosas palabras: “Medianoche parisina/ en aquél café concert/ como envuelta en la neblina de una lluvia gris y fina/ te vi desaparecer...”.

Los hermanos Expósito no podían mantenerse al margen del mito y escribieron “Siempre París” donde con su habitual maestría enumeran no los hechos sino los mitos que acompañan a París: el mal de Koch, el pernod, la neblina, el cabaret...

Otro tango que tiene a París como escenario es “Bajo el cono azul de luz”. La letra es de Carmelo Volpes y la música de Alfredo de Angelis. La interpretación que hace Floreal Ruiz es excelente como son excelentes las glosas del inicio. La imagen de uno de sus versos es perfecta y terrible: “Mariposa que al buscar la luz del sol/ sólo encontró la luz azul de un reflector”.

París también estuvo presente en los tangos llamados instrumentales. El más célebre es “Canaro en París”, dedicado al maestro Francisco Canaro. La música la compusieron Alejandro Scarpino y Juan Caldarella. Hay muchas versiones de este tango emblemático. Particularmente, recomiendo la de José Basso. Finalmente habría que mencionar el tango “A Montmartre” compuesto por Enrique Delfino con letra de Pascual Contursi.

Como se podrá apreciar, París y el tango han mantenido una relación íntima y a su vez pública. París es la Meca, es el templo, es la ciudad que otorga la credencial de hombre de la noche y es el escenario del amor y la tragedia, de la felicidad y la muerte. En París se ama y se sufre, se crea y se disfruta.

“Volver” no menciona a París, pero nada nos cuesta imaginar que el personaje que supone que es un soplo la vida y retorna con la frente marchita lo hace desde París. “La viajera perdida”, ese excelente poema de Blomberg, se va a Francia, llega a Tolón, pero todo sabemos que su destino es París aunque no lo mencione. Algo parecido puede decirse de “Lejos de Buenos Aires”, escrito por Oscar Rubens e interpretado por la orquesta de Miguel Caló con la voz de Raúl Berón. Acá tampoco se menciona a París, pero podemos permitirnos creer que el protagonista habla desde París.

París está en los detalles de la noche de la ciudad criolla. En el nombre de sus cabaret, de sus lugares de citas, en el apodo de sus mujeres. “De Esmeralda al norte/ pal lao de Retiro/ Montparnasse se viene al caer la oración/ es la francesita que con un suspiro nos roba el engrupe de su corazón”.

La ciudad le abre al tango sus mejores puertas. El viaje es de ida y vuelta. Durante años los músicos y los poetas van a probar fortuna a París. Para Enrique Cadícamo sin embargo el viaje tiene una particular vuelta de tuerca. Dice el autor de “Madame Ivonne”: “En mis años mozos, muchos porteños iban a París a hacerse unos pesos, pero no era mi caso”.

—¿Por qué? -pregunta curioso el periodista.

Cadícamo contesta con ese tono seco, algo malhumorado, algo compadrón, algo cínico, la diferencia era sutil pero importante:

—Ellos iban a hacer plata, yo iba a gastarla.

viernes, 1 de octubre de 2010

Bulgaria,una Cultura Joven.


¿Dónde está el dinero? Esta es la pregunta sin respuesta que corre de boca en boca entre los habitantes de Bulgaria cuando se les pregunta por la gestión de los fondos públicos del Estado. Un problema que en el caso del Ministerio de Cultura se está intentando resolver “pero que continúa siendo un caos”, explica Diana Andreeva, directora del Observatorio de Cultura Económica de Sofía.

Gracias al crecimiento espectacular del país en los últimos cinco años, Bulgaria ha acumulado un superávit fiscal del 1,6% del PIB, lo que ha permitido que el Ministerio de Cultura recibiese durante este tiempo “bastante dinero en comparación con años anteriores”, argumenta Andreeva. “Pero el país no tiene ninguna política gubernamental a seguir en materia de cultura, de manera que no se controla como se gasta el dinero”, añade.

Además, los entes públicos que financian los proyectos culturales tampoco siguen ningún criterio a la hora de dar dinero a uno u otro proyecto. Una política “sin sentido”, en palabras del joven escritor Alexander Manuiloff. “El Ministerio de Cultura me denegó una subvención para interpretar mi guión de teatro sobre la realidad búlgara mientras que dio financiación a un grupo que enseña danza de capoeira en Sofía”, ironiza Manuiloff, y se pregunta: “¿Qué tipo de criterio siguen nuestros políticos a la hora de promocionar la cultura búlgara?” Manuiloff se conoce la ciudad al dedillo y paseando por Sofía recorre la historia de la capital Búlgara. “¡El Parlamento se construyó para ser un teatro!”, explica el dramaturgo, quien no para de describir anécdotas sobre los lugares por los que pasamos, desde la Iglesia de San Jorge –uno de los templos cristianos más antiguos de los Balcanes-, la espectacular catedral de Alejandro Nevski –una de las iglesias ortodoxas más grandes del mundo-, y la Iglesia de Hagia Sofía –de la que se tomó el nombre de la ciudad en el s.XIV. La idea de Manuiloff es explicar todas estas curiosidades en un documental. “Sofía tiene mucha poesía y hay que enseñar la ciudad de una manera diferente”, destaca entusiasmado.

“Genocidio” del cine búlgaro

La productora búlgara Agiitprop, de Martichka Bozhilova fue reconocida en el festival de cine de Cannes por la creatividad, la innovación y la originalidad de su documental en 2006 Según un informe elaborado por Andreeva a partir de datos extraídos del Ministerio de Cultura, las partidas de este año para el cine y el teatro se han recortado un 29% y un 28% respectivamente, debido a la crisis económica. Además, el Gobierno búlgaro anunció hace unos meses que el presupesto para la industria cinematográfica aún se recortará más el 2010, hasta un 50%. “El mundo del cine está bajo una gran amenaza”, asegura Martichka Bozhilova, jefa de proyectos de la productora búlgara AgitProp, situada en un barrio tranquilo de la ciudad, que mezcla edificios de estética comunista con otros de arquitectura neoclasicista o neobarroca.

Uno de los cineastas búlgaros más de moda actualmente, Kamen Kalev, director del clamado filme Eastern Plays, comparte la opinión de Bozhilova. “Recortar el presupuesto a la mitad es un genocidio para la industria cinematográfica, que representa la nueva voz de la juventud del país”. De sonrisa burlona y mirada afable, Kalev expresa su devoción por las películas en el bar del Cine Odeón, una de las pocas salas de exhibición, situada en el centro de la ciudad, que apuesta por el cine de autor autóctono e independiente. “La gente no sabe lo que pasa en Bulgaria y el cine es una buena forma de explicar la realidad cuotidiana del país afuera”, afirma Kalev.

“El Estado no está cumpliendo sus obligaciones”, añade la joven directora de documentales, Maria Averina. Licenciada en filología y con un máster en dirección de cine, Maria Averina eligió el documental porque “es una manera directa de transmitir una realidad concreta y posicionarse sobre una temática”, destaca. Averina procede de una familia de cineastas y será la directora del documental escrito por Alexander Manuiloff. Un binomio perfecto entre el halo bohemio de Manuiloff y la profesionalidad y sentimiento de Averina.